LO MEJOR NUESTROS FONDOS MARINOS, CUIDENLOS

En la historia subacuática de Gran Canaria han intervenido desde buceadores deportivos a auténticos arqueólogos marinos, descubridores de la memoria sumergida. Anclas, cañones, timones, cerámica y demás restos guardan secretos de batallas y naufragios.
Se desconoce el patrimonio que encierran las aguas grancanarias, que sin duda ha de ser abundante dado que han sido frecuentadas por multitud de naves desde hace más de 500 años, algunas de las cuales acabaron en sus fondos. El arqueólogo José Guillén asegura que el conocimiento, protección y difusión de los hallazgos en esta zona de paso de las rutas atlánticas podría «aportar beneficios desde el punto de vista sociocultural y como recurso turístico».
Los yacimientos arqueológicos subacuáticos son sobre todo de dos tipos: conjuntos de materiales o útiles aislados (cerámicas, restos metálicos, cañones, anclas, entre otros) y pecios (barcos hundidos), éstos últimos pueden ofrecer datos sobre técnicas de construcción naval y de navegación, objetos y rutas de comercio, vida cotidiana y geopolítica. Además, las embarcaciones podrían aportar no sólo información de los últimos cinco o seis siglos, sino, tal vez, de momentos anteriores relacionados con el poblamiento aborigen. Patrimonio
En la actualidad no existe un inventario de los yacimientos arqueológicos subacuáticos de Gran Canaria. A juicio del experto, esta carencia imposibilita conocer la cantidad exacta de restos, así como hacer una valoración del estado de conservación de los mismos y una carta de los riesgos a los que están sometidos, tanto naturales como antrópicos. De este modo, entiende que el patrimonio submarino de las Islas se encuentra en «una situación de elevada fragilidad e indefensión ante las amenazas más frecuentes, la instalación de infraestructuras costeras y, sobre todo, el expolio por parte de cazatesoros o de coleccionistas». Considera que para paliar esta cuestión habría que desarrollar políticas concretas de investigación y conservación.