LA REALIDAD

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lunes, 11 de julio de 2011

INDIGNADOS

INDIGNADO ESTOY Y SUPONGO QUE MUCHOS DE USTEDES LO ESTARÁN CUANDO COMPRUEBEN POR ESTAS FOTOS Y SI LO DESEAN VER EN DIRECTO, SE ACERCAN AL PARQUE DE SAN TELMO.

Al parecer, estos payasos de los indignados, van por el mundo con patente de corso. No encuentro otra explicación, a la vista de las fotos.

Ellos, los indignados, pueden destruir un parque publico y nadie les dice nada. Cuando lo lógico es que los cabecillas de ese movimiento en esta ciudad, deben ser multados por haber destruido el césped de los jardines de éste parque. La normativa municipal, deja muy claro que el cesped no se debe pisar y mucho menos acampar días y días sobre el.

Los claros que pueden observar en las fotos, han sido producidos por los indignados y sus payasadas. Ahora es irrecuperable. Los riegan todos los días, pero solo se forman charcos de agua y tierra. En pocas palabras, que habrá que volver a replantar esos claros. Pagando el pueblo, mientras la manada de indignados se sale por la tangente sin responsabilidad alguna.

El Alcalde de esta ciudad, debería cursar la orden correspondiente, para que sea multado él o los cabecillas de dicho movimiento. Pues la reparación de estos destrozos o salvajadas, las vamos a pagar todos los ciudadanos de esta ciudad. Si estamos para las maduras, también lo estamos para las duras.

¿Que impresión se llevan los turistas que pasan por el Parque de San Telmo?, sencillamente, el abandono total de un parque publico. ¿O no?.

Por lo tanto, denuncia al canto o debemos pensar que existe una vara de medir diferente para cada infractor de las normas municipales o también, ante el silencio del alcalde, denunciarle a él, por dejación de funciones.

Aquí dormían o cohabitaban en casetas.
Este claro, es donde hacían asambleas, parecían indios de cualquier tribu siux.
Estos claros, es donde hacían aulas de enseñanza y guardería.
Otra vista del dormitorio publico
Creo que ha quedado medianamente claro, que esta destrucción o salvajada, solo tiene un responsable que debe pagar el costo de reconstrucción, y no es otro que él cabecilla o los cabecillas de eso que llamaron "indignados", aunque más parece que ha pasado por aquí, una tribu de bárbaros o salvajes.